30 may 2010

La Noche De Que Te Hable ( Historia de Una Resaca #8)

Llegamos al final, estábamos allí contemplando el amanecer, tumbados sobre la arena charlando del bien y del mal, estábamos un paso mas allá de las estrellas con toda la energía del verano recalando sobre nuestras cabezas bañadas en vodka y cerveza.

La madrugada moría con sus gentes, colgados de última hora baboseando, borrachos tirados en las hamacas, farloperos y demás fauna común mediterránea, cucarachas enojadas que huían de la luz que se acercaba por las rendijas del mar.


Tú me cogiste de la mano, dijiste “quédate y deja que el sol nos ilumine, no tengas miedo”.


Y no lo tuve, no solté tu mano en horas, dejamos de hablar, nos invadió el silencio,

nuestras retinas se desprendieron con los primeros rayos del sol, quedamos ciegos mudos e iluminados, y sentí tu aroma embriagador, tu pulso relajado. Entonces tome tus labios perfectos y los hice míos como nunca antes nadie había hecho suyos unos labios.

Se paró el tiempo, murieron las penas y los ancianos de la mañana con sus sombrillas de primera línea lloraban lágrimas de felicidad cuando decidiste lanzarte al agua desnuda.

Decenas de marcapasos acompasados y frenéticos sonando al unisonó batiendo palmas, Neptuno dando largas a Medusa, peces araña suicidándose en manada, olas de blanco placer estallando en pedazos contra tu cuerpo como huracanes de sexo.

Creí morir en tu belleza. La luna, indefensa, se oculto ante el eclipse de tu cuerpo bañado por el mar. Eras el quilate de oro más puro y brillante, la llave del fondo del mar, la sirena en el brazo del bucanero.


El mediodía nos tomo desprevenidos y la tarde llego de nuevo a ritmo de mojito, sobre las tumbonas perecían nuestros cuerpos resacosos que se venían arriba y abajo, fuera de control.


Te dije, “eres mi vida morena”, y me miraste y enmudeciste y de nuevo cayeron las estrellas, y ahí seguíamos, 24 horas después de conocernos tomando otra vez la noche, con tu pelo negro recostado en mis rodillas, y sobre tu vestido blanco mis caricias como nunca antes nadie había acariciado.

 

Bebimos y bailamos y morimos de éxtasis entre los cantos de sirena de la noche.

Morena: antes de que amanezca me marchare para siempre.

Mi dice: no es verdad.
Morena: estate tranquilo, un día recordaras este momento y dirás que viste el amor y que cataste la pura belleza.
Mi dice: no te creo, bailemos de nuevo princesa.

Entre el tumulto del chiringo, la falta de sueño y el alcohol de mi cabeza, se marcho para siempre, se borro, se deshizo, me dejo de nuevo sumergido en la noche, ardiendo en la hoguera.

Mi dice: aquella noche Jimmy, cayó mi estrella y no tuve la valentía de cogerla.

Jimmy: ¿abro otra botella David?
Mi dice: abre otra botella Jimmy, abre otra botella.


Un relato de: David P. Zarain ( http://davidzarain.blogspot.com/)
Ilustrado por: Ivan De Hojas (http://astrogorestudio.wordpress.com/)

El Niño Bien ( Historia De Una Resaca #7)

Era una noche como cualquier otra noche, salí de la buhardilla y fui recorriendo los bares, primer bar, segundo bar, tercer bar, birra a birra la noche se iba adentrando en esa franja en la que suceden las cosas.

Estaba solo, sentado en un taburete roído apoyado en la barra con mi cerveza de la mano, a veces pienso que ese vidrio es como tener un sable de samurái o un escudo protector, nadie te puede tocar, es un cold del cuarenta y cinco cargado y apunto de disparar, es el arco de Robin de Locksley robando al rico.


Escuche golpear la puerta del tugurio, coincidió con un silencio en la música, algo pasaba en el equipo y la niña de la barra no se aclaraba, habría echado un cable, pero quizá la niña mona interpretase algo que no era, y bastante tenía con ser un borracho como para encima ser un pesado.


Entro el dueño del bar, un chico joven, pelo engominado último modelo, camisa de botones perfectamente planchada y abrochada hasta los topes, encima un polo, olor a colonia de niño bien, un aroma a seguridad y prepotencia que asqueaba.



Niño bien: estas aquí melenudo, ¿cuanto tiempo?, tienes la autentica estampa del típico borracho, jajaja.

Mi dice: lo miro de arriba abajo, sonrió con cara de lerdo y no digo nada.
Niño bien: ¿que tal va la banda esa?, hacéis algo, veniros un día a tocar aquí, jajaja.
Mi dice: no tienes dinero para pagarnos tío, pero puedes seguir intentándolo.
Niño bien: se acerca y me escupe en el oído, “no me gustas”.
Mi dice: tu a mi tampoco, hueles muy bien, de verdad, pero me van más las chicas.
Niño bien: ¿pero a que juegas? estas en mi puto local y encima me vacilas, ándate con ojo,
estoy cansado de tu sonrisita y de tu pinta de surfero, a ver si maduras crio.

Se hizo el silencio, escuche el descosido de mi tripa, la mirada compasiva de la pareja de al lado, note mi esperpento, me dio igual, continúe bebiendo.


La chica mona seguía trabajando en el equipo, al otro lado de la barra estaba Charlie, Charlie era esa clase de gente buena a la que la vida le ha dado tantos mazazos que tiene la tristeza enquistada, no habla mucho y bebe todo lo que no habla, es lo que yo llamo una incógnita: persona que debido a los golpes de yunque que la vida le ha dado, no ha podido desarrollar todo su potencial y se ha quedado magullado a un cuarto de camino de todo. Me levanto de mi asiento roído y me acerco a él.


Mi dice: Charlie viejo, ¿que tal va?

Charlie: bien tío, tirando, sigo trabajando en la obra, no me quejo.
Mi dice: ummm y que tal va esa espalda, la última vez que hablamos andabas tocado.
Charlie: renqueante, cuando hace frio… me toca la moral….
Mi dice: cuídate Charlie cuídate, no quiero que cause baja el único tipo listo de este bar.

Durante esos minutos de conversación con Charlie, había entrado Mireia, era la camarera del bar de al lado, la conocía poco, de vista y de algún cruce de palabras, alguna tarde pase por su bar y pare un rato, tenían una terraza soleada y cerveza barata, sin más.


Mireia estaba hablando con el niño bien, en los ojos del niño bien brillaba la lascivia, era repugnante, su sombra le delataba, estaba a punto de asaltarla de esa forma tan repelente en la que los niños de camisa rosa asaltan a las niñas, al más puro estilo “cortejo canino”, se ponen detrás, dan vueltas y vueltas alrededor de su presa, la rozan, la vuelven a rozar, y miran con cara de Bogart justo antes de lanzar el ataque final que consiste en invitarla a una copa con el único y deshonroso propósito de que la muchacha baje la guardia, o lo que es peor, pierda del todo el control, realmente lastimoso.


En este caso, el niño bien jugaba con ventaja, era su bar, su pequeña selva acotada, era el depredador más alto de la cadena alimenticia, el Messi y el Ronaldo de la cancha, además se conocían, lo tenía hecho, pero… a diferencia de él, yo no tenía nada que perder. Así que no dude, fui directo hacia Mireia.


Mi dice: hola (intento esbozar mi mejor sonrisa y camuflar mi ebriedad)

Mireia: hola (sonríe).
Mi dice: ¿que hace aquí la niña que me sirve las mejores cervezas y los mejores mojitos de la ciudad?
Mireia: jajaja vaya frasecita…. pues escape pronto del bar y venia a tomar una o dos…
Niño bien: ¿conoces a este? (ni que decir tiene su tono de desprecio).
Mireia: bueno… jajaja, si, se puede decir que sí.
Mi dice: ya lo oíste tío, casi íntimos.
Niño bien: Mireia, ten cuidado con este…

Note como la rabia y la incertidumbre recorrían el cuerpo del niño bien, su gomina se estaba deshaciendo, su camisa arrugando, estaba empezando a oler la inseguridad, no daba crédito a que un tipo como yo pudiera estar de risas con Mireia y menos en su pequeño zoológico, era el Alcorcón F.C. venciendo.



Estuvimos hablando largo y tendido, nos reímos mucho, había una extraña sensación de familiaridad entre los dos, realmente parecía que nos conocíamos de toda la vida, hablábamos y hablabamos y hablabamos y la gomina del niño caía y seguíamos hablando y la camisa del niño sudaba y se pegaba y Mireia se apoyaba sobre mí y yo sobre ella y el fiero niño canino empezaba a ser chiguagua y empezaba a notar el aroma del miedo sobre su linda cara recién afeitada.


Mi cold del cuarenta y cinco le estaba dejando tocado, era Jessy James incendiando la banca, Billy el niño disparando a la diana, y lo mejor de todo es que él me servía una a una las balas con las que le estaba derrotando.

El momento mágico llego cuando después de pagar lo nuestro, Mireia y yo marchamos juntos, la cara del pibe era un poema, era como unos náuticos llenos de barro, como unos pantalones chinos manchados de hierba, como unos calcetines de ejecutivo hechos de esparto. Charlie al otro lado brindaba en silencio por mí, y yo por él y por su espalda magullada.

Mireia era una niña increíble y nada más, simplemente bailamos y reímos hasta el amanecer recostados el uno en el otro sobre las escaleras de la catedral.


El niño bien siguió su curso, poniéndose polos encima de camisas, toda una metáfora…



Un relato de: David P. Zarain ( http://davidzarain.blogspot.com/)
Ilustrado por: Ivan De Hojas (http://astrogorestudio.wordpress.com/)

Jim (Historia De Una Resaca #6)

Estaba sentado en la orilla echando un trago, había sido un día duro, demasiado estrés, necesitaba uno o dos sorbos para relajar, el trabajo, aunque sea a distancia quema, y ese día el móvil no dejo de sonar, casi lo estampo contra el muro del paseo.
Había quedado con Jimmy para beber reír y olvidar, por ese escrupuloso e inalterable orden, pero el cabrón siempre llegaba tarde, no sé como lo hacía, además no se excusaba, daba igual, él llegaba cuando llegaba y punto, no había más.

Seguí bebiendo, expandiendo mi mente en el horizonte, tenía el mar a unos metros y no se estaba nada mal, era ese tipo de soledad escogida que gusta y engancha.


Absorto en mi nada llego Jimmy, venia borracho perdido, se tiro a mi lado y empezó a reír, entramos directamente en fase dos, reímos y reímos, yo no sabía de qué ostias nos descojonábamos pero… que mas daba, risoterapia o algo así lo llaman, ¿no?


Jimmy: ajajajaj jajajajaja.

Mi dice: ajajajjajajajajaja.
Jimmy: ajajajaj jajajajaja.
Mi dice: pero Jimmy, ¿que pasa?
Jimmy: ajajajaj jajajajaja.
Mi dice: ajajajaja jajajjajajaa.
Jimmy: ha vuelto.
Mi dice: ¿quien ha vuelto?
Jimmy: ella.

Se jodieron las risas.


Jimmy no solía hablar mucho, era un tipo listo pero hiperactivo, no focalizaba, siempre estaba disperso, tu le decías algo y el simplemente estaba, pero esa noche hablo, dijo ella, clara y nítidamente ella, y ella solo podía ser su primer y único love.





Mi dice: no la iras a ver Jim.
Jimmy: ya la he visto.
Mi dice: que! ¿porque?.
Jimmy: tenía que hacerlo.


Se levanto, me miro a los ojos con pena profunda, enfoco como nunca, elevo su corazón a la mirada, me clavo. De esa historia hacia más de 8 años pero Jim nunca la olvido, él trabajaba en el chiringuito recogiendo vasos, ella vino a pasar 15 días a la playa y se quedo dos años, eran felices, nunca vi a Jimmy así, de repente un día, todo voló, se fue, lo dejo sumido en la inopia.


Mi dice: Jimmy, ¿que la dijiste?

Jimmy: la pregunte por qué.
Mi dice: ¿y?
Jimmy: dice que se canso, que necesitaba algo más…
Mi dice: ¿y lo encontró?
Jimmy: se ve que si, esta con un tipo, tienen un niño, seguro que dinero, no es un tirado.
Mi dice: ven aquí tirao.



Lo cogí del hombro y nos volcamos en la arena mirando al cielo, al millón de estrellas que nos contemplaban, le dije que esperase, que alguna noche caería su estrella, y el, desde su barra estaría allí para cogerla, en el mejor sitio donde se puede estar, tirado en la frontera del cielo y de la tierra.


Al rato se levanto y se fue, mis palabras lo dejaron igual, pero él ya no era el mismo, apure el último tercio y la dormí en la arena.


Hay noches en que las cosas cambian, y si no cambian las cosas, cambia uno.

 

Un relato de: David P. Zarain ( http://davidzarain.blogspot.com/
Ilustrado por: Ivan De Hojas ( http://astrogorestudio.wordpress.com/)

La Chica Pin-Up (Historia De Una Resaca #5)

Aquella noche todo empezó de la mejor manera posible, sin tregua, ritmo ritmo y mas ritmo, caían los tercios de cerveza uno tras otro, chupitos, juegos imbéciles y todo lo demás, que contaros… las canciones repetidas sonando una tras otra, el movimiento agitado de caderas en la disco, las muchachas y muchachos empapados en vino y sudor.

Ella se encontraba al otro lado de la pista, preciosa, iluminándolo todo con sus ojos, con un vestido turquesa que cortaba el aliento, su escote húmedo, su falda corta, su media rota, lo tenía todo chico, el universo entero habitaba entre su pelo, estaba hipnotizado, y de pronto, aturdido y abrumado, en un momento mágico el azar actuó, nuestras miradas coincidieron y se clavaron como pisadas en la nieve más virgen.


Estábamos jugando a adivinarnos.


Sentí el impulso vital y etílico de acercarme, pero no es mi estilo, y que demonios, ella era demasiado preciosa para un tirado como yo, así que me raje, simplemente hui.


Era mitad de noche y mi volumen de alcohol en sangre indecente, estaba ciego, subí las escaleras de la sala con nombre de dios griego y fui andando de lado a lado, llegue a la plaza y recosté toda mi ebriedad sobre la puerta de la iglesia, poco a poco me fui deslizando hasta tocar el suelo, y allí tumbado más ancho que largo mire al cielo y empecé a rezar, ore a los dioses, a Cupido, a la O.N.C.E., al Samur, a la B12, a “Lo que necesitas es amor”, a “Sorpresa sorpresa”, a Jesús Puente y a Paco Lobaton, y allí, en mitad de la nada, ocurrió el milagro, ella, apareció.


Ella: Te estaba mirando en la pista, ¿Estas tan ciego?, ¿no lo viste?, de repente volví y ya no estabas.

Mi dice: Tuve miedo… creo que nací para mirarte niña, eso asusta a cualquiera.
Ella: Mírale que rico!, tuvo miedo, m i e d o! ¿Ahora tienes miedo?
Mi dice: ¿La verdad?, ahora estoy en las puertas del cielo, (ella ríe). ¿Cuál es tu nombre?
Ella: No, nombres no, mejor no, nada de nombres, eso no importa, esta noche tú serás el diablo de la iglesia y yo…. la chica pin-up, ¿te parece?

No tuve tiempo de responder, ella cogió mi mano y la subió lentamente por su muslo, evitando el vestido llegue a su cadera, a la tierra prometida, abrí los mares y desate las siete plagas, se estremecía, la susurre al oído que me mordiera y enroscamos nuestras lenguas en un beso de fuego que ilumino a todos los santos del retablo, la iglesia ardía, San Pablo brillaba y Judas reía, fuimos Dante descendiendo a los infiernos, mordimos locamente la manzana prohibida.

El balanceo era cada vez más intenso, más directo, ella metió la mano en mi bragueta mientras yo subía su vestido, la puse encima, toque sus pechos despacio, con la yema de los dedos, como quien mece a un niño recién nacido, la sujete fuerte por la espalda y pecamos hasta subir al cielo, hasta hacer tronar las trompetas de babilonia, un coro celestial endemoniado.



Nunca volví a verla, ella no era de allí, pertenecía a las estrellas.

 

Nunca volviste chica pin-up, y este diablo de iglesia te sigue esperando.
 


Un relato de: David P. Zarain ( http://davidzarain.blogspot.com/)
Ilustrado por: Ivan De Hojas (http://astrogorestudio.wordpress.com/)

29 may 2010

El Portero Cabrón (Historia De Una Resaca #4)

Esta historia empieza en la puerta de una discoteca, iba con Jimmy, Jimmy tenía el pelo sucio y largo, la cara grasa, el pantalón tenia mas agujeros que vaquero, vestía como vestimos los tirados, pero era fuerte, pequeñito pero fuerte, real y extrañamente fuerte.

Veníamos de una fiesta en un piso, sabes… la típica fiesta con mucho alcohol y poco lerele, con mil habitaciones vacías desperdiciadas… poco o nada de sexo, pero en fin, a lo que iba, llegamos a la puerta de la discoteca mas fashion week de toda la city, y claro, allí, como un titán, como un Ciclope de un solo ojo, se erguía ante nosotros la mirada desafiante de “EL PORTERO CABRÓN”.


Si Jimmy era fuerte, muchacho aquello no era normal, gigantismo o algo así tendría el tipo, y claro, niñas monas, chicos feos pero con Money, y Jimmy y yo allí parados como dos extraños granos en aquella puerta que el toro vigilaba, esos dos metros de acera eran su vida, su territorio, su jurisdicción, su tesoro.



Portero: 30 euros

Mi dice: 30? amigo, las niñas de delante han entrado gratis.
Portero: frunce el ceño (su ceño era como un yugo, os lo aseguro), 30 euros y quítate la gorra.
Mi dice: pero a ver amigo, los niños estos han pagado 10, y mi amigo mi gorra y yo tenemos más clase.

El portero da un paso hacia mí, quita la cuerdita roja que nos separa, mi linea de flotacion esta tocada y hundida, mi pequeña talanquera rota,tenía al toro delante de mí…


Portero: ya son 40 euros y como sigas preguntando tendremos un problema.

Mi dice: ok amigo, queda claro, pero es que si te a ti doy a ti 40, no tendré nada que darle a tu madre después.

ERROR (fruto del exceso de alcohol de la fiesta de las habitaciones vacías.)


PLAFFF, primer bofetón PLAFF segundo bofetón, PLAFF patada en la rodilla, PUMM mi jeta besa el suelo y entonces… aparece mi salvador, apareció Jimmy.


Se me olvido mencionaros que Jimmy, además de fuerte, fue campeón de full kontact en sus años mozos y que aunque algo bajito, repartía como nadie, allí se lio la de Waterloo.


Vi venir a Jimmy como una locomotora, como un trozo de metralla sobre la cabeza de ese portero crabrón, lo machaco, lo dejo tieso de un golpe, empezaron a llover cascos de moto, cinturones, botellines, mosquetones, a Jimmy no había manera de pararlo, era un buen tío, pero los buenos tíos cuando se mosquean, se mosquean, aquello era un show, ni entre cinco tipos podían pararlo, era la nube de ceniza de un volcán islandés en erupción, era el martillo de Thor golpeando.


La historia termino con mi moflete izquierdo inflado como un zepelín, con Jimmy chorreando sangre por cejas y labios, con el portero crabrón en urgencias apoyado sobre mi hombro contándome la receta ucraniana de las lentejas de su mama, para que yo, canijo de mi, llegara a ser algún día tan toro como él, y con una serie de extraños y variopintos personajes que habitan las salas de espera de los hospitales en las madrugadas.


2 semanas después, Jimmy trabajaba de portero junto con Dimitri, y yo entraba, (y lo que es más importante) bebía gratis en la discoteca mas fashion exclusiva y estúpida de toda la ciudad.

La vida es sabia.



Un relato de: David P. Zarain ( http://davidzarain.blogspot.com/)
Ilustrado por: Ivan De Hojas (http://astrogorestudio.wordpress.com/)